En el mes de enero, nuestro director nos dio 3 obras para leer y debatir en grupo y eligiéramos la que mas nos gustaba, francamente de todas la que me pareció que permitía mas encarnadura fue “La materia de la pena” y de todos los personajes, el que mas me gusto fue el de Sergio, al mismo tiempo dado que soy el mas viejo, me pareció que daba solo para hacer ese personaje, cuando el Dire repartió los roles, me encanto que me diera el de Sergio.
Además de leerla varias veces nos sugirió que hiciéramos el trabajo de imaginar y escribir sobre la vida de los personajes, sobre todo aquello que no estaba en el texto.
A partir de esa propuesta le fui dando vida a un “Sergio” solitario, tornero mecánico, dibujante artístico, viviendo solo con su madre hasta que esta muriera y desesperadamente enamorado de Ana, una joven que había sido modelo vivo en la academia donde había estudiado dibujo. Inmediatamente de leer la obra me apareció la imagen de mi personaje solo y ya viejo recordando esta historia de su juventud, a la que se había quedado pegado, lo comente con el Director y le pareció bien, de manera que comenzamos a trabajar en este sentido.
Un tema muy difícil para mi fue aprender la letra, hacia muchos años que no tenia entrenamiento en este sentido y fue una de las cosas que mas me costo.
En la preparación de la obra, Sergio nos hizo hacer algunos ejercicios, para preparar el cuerpo para el trabajo y también para mejorar la energía del grupo, conseguir algo de ritmo y nos estimuló bastante la creatividad.
Para mi esta experiencia es como completar un circulo en mi vida, pues el Teatro fue lo primero que conocí, siendo muy chico, para recién retomar este “amor de juventud” hace 2 años, cuando acompañando a mi hija Milagros a averiguar para que tomase clases de teatro en el Teatro Martín Fierro de San Fernando me quede pegado con esto de la actuación.
Jorge Ivaldi
Además de leerla varias veces nos sugirió que hiciéramos el trabajo de imaginar y escribir sobre la vida de los personajes, sobre todo aquello que no estaba en el texto.
A partir de esa propuesta le fui dando vida a un “Sergio” solitario, tornero mecánico, dibujante artístico, viviendo solo con su madre hasta que esta muriera y desesperadamente enamorado de Ana, una joven que había sido modelo vivo en la academia donde había estudiado dibujo. Inmediatamente de leer la obra me apareció la imagen de mi personaje solo y ya viejo recordando esta historia de su juventud, a la que se había quedado pegado, lo comente con el Director y le pareció bien, de manera que comenzamos a trabajar en este sentido.
Un tema muy difícil para mi fue aprender la letra, hacia muchos años que no tenia entrenamiento en este sentido y fue una de las cosas que mas me costo.
En la preparación de la obra, Sergio nos hizo hacer algunos ejercicios, para preparar el cuerpo para el trabajo y también para mejorar la energía del grupo, conseguir algo de ritmo y nos estimuló bastante la creatividad.
Para mi esta experiencia es como completar un circulo en mi vida, pues el Teatro fue lo primero que conocí, siendo muy chico, para recién retomar este “amor de juventud” hace 2 años, cuando acompañando a mi hija Milagros a averiguar para que tomase clases de teatro en el Teatro Martín Fierro de San Fernando me quede pegado con esto de la actuación.
Jorge Ivaldi
